jueves, 30 de septiembre de 2021

La Magia de la Consciencia

 La magia de la Consciencia reside en el hecho asombroso de que cuanto más queremos comprender su naturaleza, Nuestra naturaleza, más parece que se nos escapa. Cuanto más profundizamos, más inmenso es el paisaje que descubrimos ante nosotros.

Intuimos que la Consciencia no es aquello que creíamos antaño, que es Algo mucho mayor, mucho más profundo y quizás incomprensible desde la razón humana y por lo tanto aún más difícil de transmitir. Aún así, nuestro Propósito como seres humanos se sintetiza en la palabra Relación, y es por este motivo que debemos comunicar, transmitir y compartir sincera y humildemente todo aquello que trae Luz a la Consciencia. Este es nuestro propósito.

 

 

 ¿Cómo acercarnos a la comprensión de la Consciencia? Desde los antiguos pensadores griegos, la Consciencia se ha identificado con aquel principio divino que nos convierte en Seres Humanos: el principio mental. Ser consciente es "darse cuenta" de todo aquello que nos rodea, identificarlo con algo distinto a nosotros, comprenderlo. Gracias a esta relación somos también conscientes de nosotros mismos: autoconscientes. Pero hasta aquí la consciencia se expresa como relación con el mundo o con nosotros mismos. Siempre hay una separación entre nosotros y el mundo, y hasta me atrevería a decir entre la mente que analiza y nosotros mismos. Cuando ejercitamos esta consciencia, es la mente la que analiza, separa, clasifica y así entiende aquello que percibe. ¿Es esta la consciencia humana, o todavía estamos en un nivel material de la manifestación de la Consciencia?

La Consciencia humana transcurre a lo largo del tiempo, se alimenta de infinitas experiencias que la van nutriendo, repito "en el transcurrir del tiempo". Todas sus experiencias vividas en los mundos materiales se convierten en memoria y es justamente esta "memoria" la que da significado a aquello con lo que nos identificamos; a aquello que nos da identidad. ¿Quiénes somos, entonces? ¿Somos un conjunto de recuerdos que ha forjado, que ha dado lugar, a nuestra Consciencia presente? ¿Somos memoria? Fijaros que hasta aquí, continuamos identificando la Consciencia humana con el mundo de las formas, con el mundo material. ¿Dónde queda entonces el Alma Humana? ¿Es lo mismo Consciencia que Alma?

Quizás podríamos abordar estas preguntas planteando el tema desde otra perspectiva: el Alma Humana es portadora de consciencia, portadora de esta pequeña Luz o Principio mental que la caracteriza y que se va desarrollando a lo largo del Camino. Mientras este fuego mental únicamente se identifique con la materia, se desarrolla en el tiempo y se convierte en el fruto de la memoria, es decir, no ha traspasado el mundo material y, en consecuencia, vive del pasado. ¿Es esta su auténtica naturaleza? ¿No habíamos dicho que es un principio divino?

Y aquí, según mi entender, es donde entramos en contacto con un punto clave en la comprensión de la Consciencia. Los textos esotéricos nos hablan del Alma Humana como de aquella entidad que posee Consciencia Grupal. Aún así, seguimos pensando en términos de Consciencia individual. Mi pregunta es: ¿Existe la Consciencia o Alma individual? ¿Puede ser individual el principio o fuego divino que en su momento nos convirtió en Seres Humanos? ¿Somos seres individuales o todo es fruto de la ilusión o maya en que vivimos cuando estamos en encarnación dentro de los planos materiales de la existencia?

El proceso de manifestación material implica separación en múltiples formas, pero el Principio es el mismo. La Unidad se mantiene intacta. Fijaros en aquellas palabras que seguro que conocéis: habiendo compenetrado el Universo con un fragmento de mi mismo, Yo permanezco. Todo proceso de manifestación implica descender de la Unidad a la multiplicidad, así como el Camino de Retorno nos devuelve a la Unidad perdida.

Retomemos nuestro tema... El Alma Humana tiene Consciencia grupal, porque su esencia consiste en pertenecer a un grupo de Rayo. ¿Existe la separación? No puede existir porque en esencia, como decíamos, es Energía consciente que forma parte de un Grupo de Almas, y éstas a su vez, forman parte de este cuerpo mayor que expresa la calidad del Rayo en toda su plenitud. La Unidad es inherente. Su esencia no pertenece al mundo material. Sólo en los mundos materiales hablamos de individualidad. Pero esta individualidad es aparente, porque la Vida que se expresa detrás de la individualidad material lo abarca y envuelve todo, porque es el Todo.

 Perdonad si no lo expreso de forma más comprensible, pero mi percepción me lleva a afirmar que únicamente podremos tener pequeños atisvos de su significado en la medida en que traspasemos la mente racional; mediante la intuición. Que debemos transmitirlo, sí; que debemos expresarlo con palabras y por lo tanto utilizar la razón, también; pero el simple hecho de encerrar en palabras aquello que trasciende la materia, produce una clara distorsión en aquello que intentamos comprender. Es por este motivo que más allá de la Consciencia hablamos de Mónada, porque nos acerca más al concepto de Unidad; porque nos conecta con esta fuente mayor de la cual procede el Alma.

Quizá lo único que nos acerca a su comprensión sea la percepción de la Unidad como Paz y Amor en momentos de contacto con la Plenitud de la Vida.

martes, 11 de febrero de 2020

REFLEXIONES SOBRE CURACIÓN



A lo primero que nos remite la palabra “curación” es a la necesidad de combatir una enfermedad. Curación y enfermedad son los dos polos de la cuestión que queremos tratar.

Toda enfermedad constituye una oportunidad, podríamos decir incluso necesaria, de redención de la materia. Y toda redención es a su vez condición indispensable en el proceso de expansión de la Consciencia de toda entidad. Necesitamos que la materia se sutilice para poder expresar a través de ella la mayor afluencia y potencia de Luz que implica la expansión de Conciencia.

 ¿Por qué redención? Si consideramos que en toda redención se produce un cambio en el nivel vibratorio de la materia y por lo tanto una elevación en el nivel de Conciencia, quizás se nos irán clarificando los términos. Redimir es introducir “luz” en la materia, hacerla más sutil y purificada. Pero, como sabemos, no está exento este proceso de fricción; de ahí el surgimiento de la enfermedad.
Todo ser humano somos pequeñas “células” de esta Entidad de la cual nada puede decirse. Esta Entidad de la cual formamos parte, en sus interacciones con el resto de Entidades Cósmicas, recibe Energías diversas que constituyen algo así como los distintos instrumentos a través de los cuales puede llevar a cabo su evolución. Desde nuestra perspectiva humana, llamamos Rayos a las Energías que inciden a nivel Cósmico, Humano y celular (del macro al microcosmos) en todos los planos de existencia. Y son justamente estas Energías de Rayo (Entidades cósmicas de gran evolución) y nuestra respuesta ante ellas, lo que crea mayor o menor fricción y, por lo tanto, también la enfermedad.

Redención es Evolución; es elevar el nivel de Conciencia. En este proceso se producen dos hechos fundamentales a tener en cuenta que nos pueden ayudar a entender mejor el por qué de la enfermedad:
  1. Transformación de la Materia. Hablamos de aquel cambio de forma necesario para que la Consciencia, que ha adquirido un nivel superior, pueda manifestarse. Una Conciencia más refinada necesita también un vehículo más puro para poder manifestarse con plenitud.
  2. Transmutación. Hablamos de transmutación como de aquel proceso mediante el cual la Consciencia asciende a un nivel de consciencia superior; abre los ojos a una mayor comprensión de la existencia y por lo tanto, también el Corazón.
Estos dos procesos, transformación y transmutación, no se dan a la par ni al mismo tiempo, aunque deberían darse. El proceso de adquisición de una Consciencia superior (transmutación) lleva consigo una afluencia intensa de Energías que inciden en la Materia; en una materia que debe transformarse. Pero el proceso de cambio de la materia es más lento y tosco, y como sabemos, no exento de enfermedades. Desde este punto de vista podríamos definir la enfermedad como aquella reacción a la desesperada de la Materia para no perder su dominio, para perseverar en su control sobre el mundo de la Forma. En nosotros produce dolor. Dolor ante circunstancias que no nos gustan, nos traen complicaciones, cambios, etc., pero a niveles internos (ya que es aquí donde está el origen de este conflicto) la razón estriba en que la Conciencia Humana está tomando posesión cada vez con más firmeza, Conciencia y Voluntad, de la Forma a través de la cual se expresa. La enfermedad no es más, repito, que producto del instinto de supervivencia de la Materia que se resiste a perder su dominio.
 
Como decíamos al inicio del artículo, curación y enfermedad constituyen una dualidad en la que estamos inmersos. La Dualidad es la expresión más original de nuestro Universo (día/noche; frío/calor; Alma/personalidad; Espíritu/ Materia). Y ya sabemos que donde hay dualidad, hay fricción. Todo proceso evolutivo consiste en superar esta dualidad: se trata del Camino de Retorno en donde el proceso fundamental es la Síntesis que nos deberá llevar a la Unidad.

¿Por qué se produce la fricción? La Humanidad va avanzando a través de los tiempos, pero en su gran mayoría vive inmersa en los problemas surgidos del plano emocional. Es el miedo, mayoritariamente y la falta de comprensión, lo que nos mantiene atados a la materia y desencadena la fricción ante la Energías superiores. Miedo a la desconocido, miedo profundamente arraigado a la materia, seguramente, desde el inicio de los tiempos. “Miedo a lo desconocido”, decíamos, que no es más que falta de comprensión. Y ahí, en la Comprensión, es a nuestro parecer donde radica una de las claves esenciales para poder dar solución a las tensiones y fricciones que vivimos constantemente en nuestra vida.

Profundicemos en qué significa “comprender”. Tal y como decían los Pitagóricos Lo semejante conoce lo semejante, de manera que únicamente comprendemos aquello que forma parte de nuestra propia esencia, aunque aún no lo hayamos descubierto. Así pues Comprender es reconocer mediante un acto de fusión con aquello que estamos investigando; es Vivir lo que comprendemos. ¡Por este mismo motivo Comprender es Ser! Si hay Comprensión hay identificación, reconocimiento y fusión. Es importante no confundir la comprensión con el conocimiento puramente intelectual. El conocimiento procede de la mente y no es más que acumulación de conocimientos; la Comprensión es un acto de Síntesis/Fusión, de Vida vivida, y es por eso que proviene del Corazón.

Así pues, solo mediante el Corazón, es decir la expresión del Amor, podemos superar la dualidad, la fricción y por lo tanto desencadenar la curación. Otra cosa será el componente kármico que opere en cada uno, sobre lo que no trato en este momento.
Amor, Servicio y Curación se nos presentan, pues, como las claves de nuestra cuestión. Todo Servicio es un acto de Amor y, por lo tanto, es curador. Todo Servicio proviene del Alma y no tiene otro fin que despertar las Consciencias para abrir la Comprensión del Corazón y hacer desaparecer el sufrimiento.






martes, 26 de marzo de 2019

Servicio, Relación y Cuerpo Etérico

En todo acto de Servicio creador está involucrado el cuerpo etérico.

El Etérico, como doble de cada uno de los planos de existencia y de los cuerpos de manifestación, permite la comunicación entre las vidas de un mismo plano, pero también la comunicación entre vidas que manifiestan distintos estados de evolución interna, porque interpenetra a toda vida existente en este universo.

Podemos hablar del Servicio como de aquel acto mediante el cual establecemos puentes, abrimos canales de comunicación; creamos el espacio adecuado para que se produzca la comunicación o revelación que surgirá no sin antes haber logrado un profundo silencio, Silencio, que modela el éter.

Servir es ponerse en relación o comunicación con Aquello que de más interno y espiritual caracteriza al ser humano y así ofrecer este puente a quien pueda y deba cruzarlo. 

Sin este vehículo de relación y comunicación que es el cuerpo etérico, no podríamos "bajar el Cielo a la Tierra" ni expresarnos en cada uno de los planos de manifestación. 

Y es entonces cuando podemos preguntar: ¿Qué secreto oculto esconde el cuerpo etérico que hace que esté presente en todos los planos y niveles de existencia?

Es difícil dar respuesta a esta cuestión. Intentaremos responder:
Según nos cuentan las enseñanzas del Maestro Tibetano, existe una sustancia primordial llamada Akhasa. Akhasa es la primera manifestación de la materia pregenésica, según se nos habla en el Fuego Cósmico. Existe, por lo tanto, una Materia sin forma, anterior a toda creación. Akhasa es ya materia manifestada que se expresa como Fohat o Energía divina. A su vez, Fohat en los distintos planos se conoce como éter, aire, fuego, agua, electricidad, prana..., según las propias palabras del Maestro Tibetano.

Akhasa es la materia manifestada, decíamos, o Energía Divina (Fohat). ¡Y ahí está el misterio de la Creación! Materia y Fohat son una misma cosa; Espíritu y Materia son lo mismo. Y ya que hemos dicho que Fohat se conoce también en el plano que le corresponde como éter... ¿Estamos diciendo que hablar de Cuerpo Etérico es decir que toda forma está penetrada por el Éter, la Energía divina o Fohat? ¿Acaso no es lo mismo que decíamos en otro artículo acerca del hecho que el éter es la "sangre de los dioses? 

En el principio, Materia y Espíritu son Uno; son consustanciales a la divinidad, y a medida que las formas se van manifestando, a medida que la Divinidad se va desplegando en todos los niveles existentes, va empapando toda la manifestación a través del cuerpo etérico y del prana, que circula a través de éste.

En síntesis y para terminar: Servir es "religar" el Cielo con la Tierra;  abrir los ojos a la Vida que circula por doquier mediante este vehículo de comunicación de consciencias que es el cuerpo etérico. Pero no olvidemos que es la Vida que circula por él; el Prana es la Vida o Fohat más o menos densificado. Y así pues, Espíritu y Materia, Energía Divina y Akhasa (de donde procede el éter), son una y la misma cosa.

jueves, 21 de febrero de 2019

Investigando sobre el Cuerpo Etérico (2ª parte)

A medida que profundizamos en este tema y gracias también a vuestros comentarios, van surgiendo nuevas ideas que nos ayudan a comprender mejor de qué hablamos al hacer referencia al Cuerpo Etérico, sea celular, humano o planetario.

La Vida circula o mejor dicho penetra por todo el Universo gracias al cuerpo etérico. Se habla del éter o prana como "la sangre de los dioses" y así lo podemos imaginar para comprender como la Vida Una está presente por doquier. Y es esta Vida Una la que también tendrá sus chacras, que quizás en forma de centros planetarios, solares o galaxias, recibirá las energías superiores a Ella y las pasará por su filtro de Conciencia para poder llevar a cabo la tarea que le sea encomendada.

Hablamos del Etérico como de aquel cuerpo que cohesiona a toda forma manifestada y al mismo tiempo la pone en relación o comunicación con el resto de vidas. ¿Cómo? Ya decíamos que mediante los "nadis" que al igual que circuitos nerviosos que conforman al cuerpo etérico, permiten que la Vida circule a través de ellos y la transmiten.

Tal y como ha expresado muy bien Marta en su respuesta al anterior artículo, no es lo mismo la Conciencia que la Vida. Podríamos decir que la Vida se manifiesta en "nuestro mundo externo" mediante distintos niveles de Conciencia, pero no es lo mismo, aunque la Fuente sea la misma.
La Vida es la esencia Una de la que derivan o proceden las distintas Conciencias que van creciendo y madurando mediante la adquisición de experiencias en el mundo de la forma.

En tu respuesta al anterior artículo, "Grupo Logos", planteas la siguiente pregunta:

"¿hasta que punto debe ser consciente y directa nuestra relación con este cuerpo?, ¿no es mejor pensar que el (cuerpo etérico) responde de forma automática al tipo de conciencia o alma (sentimiento o pensamiento), principal, de ahí que se diga que la energía siga al pensamiento?"

Ya hemos comentado que hablar de "Etérico" es hablar del gran desconocido. Mediante este cuerpo nos llegan las Energías que fluyen desde todos los niveles de conciencia (y captamos aquellas que vibran en nuestra sintonía). Así pues, será nuestro nivel de Conciencia el que nos hará  "conscientes", paso a paso, del mundo invisible y por lo tanto también del Cuerpo Etérico. Como buenos investigadores científicos, es necesario que nos planteemos preguntas, que investiguemos y así encontremos la explicación que nos permita "bajar el Cielo a la Tierra". Así pues, sí que debemos ser conscientes. Porque cuando hablamos de que "la energía sigue al pensamiento", precisamente estamos hablando de convertirnos en "magos conscientes"; en Creadores de un nuevo mundo; en Servidores, y como poco a poco descubriremos, en todo acto de Servicio Creador, el Etérico tiene un papel fundamental.

Y con esto enlazamos con la pregunta de cómo fortalecerlo, agudizarlo o sintonizarlo... 
Sabemos que se trata de un cuerpo físico, y como tal requiere de buenos alimentos, sol y todo aquello que puede constituir una vida saludable. Pero ante todo, es nuestro estado de Conciencia elevado y enfocado conscientemente en la Luz lo que hará que podamos convertirnos en buenos servidores con  un cuerpo etérico fuerte y útil para dicho Servicio.

Como podemos observar, al tratar un tema inmediatamente se nos presentan múltiples interrogantes o caminos por donde investigar. Fijaros, pues, en la relación existente entre Etérico y Servicio... 
¿Qué es lo que se nos está presentando en nuestras palabras? 

Deberemos continuar con nuestra investigación.

¡Un abrazo!





jueves, 14 de febrero de 2019

Investigando sobre el Cuerpo Etérico

A menudo hablamos de los distintos cuerpos sutiles que forman al ser humano, pero del mismo modo no prestamos demasiada atención al denominado "Cuerpo Etérico". Vamos a investigar un poco acerca del  mismo utilizando la analogía para poder profundizar en nuestra comprensión viajando del macrocosmos al microcosmos; de lo más lejano a lo más cercano.

Así como necesitamos un cuerpo para podernos expresar y por lo tanto también comunicar en cada uno de los Planos de Existencia, también necesitamos de determinados canales o vías, como autopistas, por donde fluye la energía y, así pues, el mensaje que queremos transmitir. 

Estas "autopistas" por donde fluyen las energías son los llamados "nadis" que conforman al Cuerpo Etérico; redes nerviosas portadoras de las energías entre los distintos chacras.

Antes de continuar debemos de aclarar que toda forma de vida tiene su contraparte etérica en forma de molde exacto, por donde circulan las energías que le dan vida. La Vida, en forma de Prana, circula  a través del cuerpo etérico, cohesionando la forma, esta forma física que no es más que la expresión última (para nosotros visible) a través de la cual la Vida interna está intentando manifestarse.

Volvamos a los "nadis"...
Podemos comprender a cada "nadi" como una neurona que transmite la energía utilizando la red que forma con el resto de nadis de un determinado organismo. Los chacras, haciendo la analogía, son como centros neuronales (cerebros o centros de comandamiento de los distintos cuerpos y que estarán más o menos activos y subordinados a un centro u otro en función del estado de consciencia que caracterice a determinada entidad).

Pero tengamos en cuenta algo de vital importancia: no debemos comprender a las distintas vidas que forman la existencia como si estuvieran separadas las unas de las otras. Todo se interpenetra; toda vida interactua con las demás, al igual que una célula de nuestro cuerpo con las demás, mediante el cuerpo etérico que la circunda. Así pues la influencia y comunicación del macrocosmos con el microcosmos se produce constantemente a través de estas "autopistas de energía" que llamamos nadis y que como ondas de radio, comunican a toda vida con el resto del universo.

Por lo tanto, estas redes eléctricas que constituyen el cuerpo etérico son universales, porque toda entidad posee un cuerpo etérico por donde fluye el prana o Vida. Es responsable de la interconexión de todo lo que existe, como decíamos, la razón de la Astrología y lo que hace posible que la Vida Una pueda hacer llegar su energía des de Shamballa a la Humanidad, pasando (hasta cierto punto y momento) por la Jerarquía.
Así es, gracias a estas redes cósmicas, las energías de las distintas entidades planetarias llegan a nuestro planeta y, des de aquí, son distribuidas a todas las vidas que formamos parte de ella. Gracias a estas conexiones, la comunicación interna con distintas entidades es posible. Así pues, si queremos ser Servidores del Plan, deberemos de fortalecer, agudizar y sintonizar adecuadamente nuestro cuerpo etérico a fin de ser receptores lo más puros posibles y poder, así, "bajar el Cielo a la Tierra".

¡Un abrazo!

miércoles, 4 de julio de 2018

Del Silencio a la Revelación

Cuando la Libertad se convierte en Responsabilidad...
Cuando desde la Libertad nos dirigimos a la Liberación...

Enfrentamos nuevos tiempos, tiempos en que Urano, símbolo de libertad y liberación empieza a actuar en la constelación de Tauro. Que Urano, foco de luz portador de las energías del Séptimo Rayo, enfocando su atención hacia la materia y como portador del Propósito divino, traiga la Luz al Ojo de Tauro e ilumine la forma.

Hablamos de Urano como símbolo de libertad, aunque nunca seremos libres si no hemos superado todos aquellos apegos que nos atan al mundo material y que, por lo tanto, nos mantienen presos en el mundo de la forma. Cualquier condicionamiento es una prisión que impone su ley y no permite al Alma expresar aquello que Es, en su más pura esencia.

Solo desde el Silencio de la forma en su triple manifestación (física, astral y mental) puede surgir la Libertad para el Alma que desde el principio de los tiempos emprende el Camino hacia su manifestación; hacia la Autoconciencia que le descubre quién es y su procedencia monádica de la cual ella es la embajadora.
El Silencio, entendido como desapego hacia todo aquello que es material, nos abre las puertas de la Libertad y, con ella, de la Revelación del Plan. Desde este silencio personal surge un Silencio mucho más profundo y omniabarcante; surge un Silencio revelador fruto del contacto establecido con entidades de evolución superior. Y así es como, gracias al Silencio transitamos de la libertad personal a la Liberación y Responsabilidad espiritual. Esta Responsabilidad es grupal porque surge del Alma Grupo de todo Discípulo en el Sendero de la Iniciación. Surge del Alma Grupo comprometida en la consecución del Plan.

De la Responsabilidad grupal surge aquel Silencio interno, profundo y potente que, como nota invocadora emitida por el Alma grupo, llama a la puerta del Reino Superior para poder "bajar el Cielo a la Tierra" y construir desde el Ojo de Tauro y con la energía del Séptimo Rayo, aquellas formas adecuadas para la manifestación del Propósito divino: se ha producido la Revelación.

De la libertad personal, decíamos, a la Liberación de la forma (materia) y su intrínseca Responsabilidad grupal. Ésta, la Responsabilidad Grupal, surge del compromiso que como Alma toma el Grupo interno en trabajar para el Maestro en la construcción de un nuevo mundo. Trabajamos, conscientemente, en esta construcción, en el "despertar de las Consciencias", tarea que se erige como clave fundamental para todo Servidor.

viernes, 25 de mayo de 2018

Meditación como revelación

Tal y como comentamos  en el último artículo, "meditar es construir"; crear un nuevo mundo. 

En todo proceso creativo hay dos entes implicados: una mente activa actuando como polo positivo (es aquí donde situamos al ser humano) y un polo negativo identificado con el Reino dévico, ambos necesarios para que aparezca la luz o revelación y su consecuente exteriorización en el mundo de la materia. 

Hablamos de meditación como de aquel estado de conciencia producido por una firme atención en la luz; como aquel estado de integración grupal (de contacto de Alma con Alma, y con el Maestro) mediante el cual emitimos la invocación o palabra de paso que nos abrirá la puerta a la luz de la revelación. 

La revelación es Luz, es captar una pequeña parte del Propósito que tendremos la responsabilidad de traducir e interpretar como Plan divino que debe exteriorizarse, es decir, hacerse realidad en el mundo triple de la materia. 

En todo este proceso es necesaria una profunda atención, una firme voluntad para mantener la mente enfocada en la luz y una indisoluble y amorosa cohesión grupal para llevar como unidad grupal el Propósito divino, convertido en Plan, al mundo externo. 

Meditar es crear un nuevo mundo, pero esta creación debe ser un acto consciente, realizado desde el Alma y, por lo tanto, acción grupal. Esta creación, pues, debe ser un trabajo colaborativo entre seres humanos y entidades dévicas; seamos conscientes de ello. 

Toda meditación implica revelación. Toda revelación es afluencia de luz (o entidad dévica) precipitada hacia la materia para realizar, como arquitecto divino, el Propósito divino en la materia. 

Así pues, meditación, atención firme en la luz, revelación y construcción conscientes, se nos muestran como el camino grupal a realizar en la construcción de un nuevo mundo y como responsabilidad fruto del compromiso consciente y renovado de todo Discípulo en el mundo de los hombres.