martes, 11 de febrero de 2020

REFLEXIONES SOBRE CURACIÓN



A lo primero que nos remite la palabra “curación” es a la necesidad de combatir una enfermedad. Curación y enfermedad son los dos polos de la cuestión que queremos tratar.

Toda enfermedad constituye una oportunidad, podríamos decir incluso necesaria, de redención de la materia. Y toda redención es a su vez condición indispensable en el proceso de expansión de la Consciencia de toda entidad. Necesitamos que la materia se sutilice para poder expresar a través de ella la mayor afluencia y potencia de Luz que implica la expansión de Conciencia.

 ¿Por qué redención? Si consideramos que en toda redención se produce un cambio en el nivel vibratorio de la materia y por lo tanto una elevación en el nivel de Conciencia, quizás se nos irán clarificando los términos. Redimir es introducir “luz” en la materia, hacerla más sutil y purificada. Pero, como sabemos, no está exento este proceso de fricción; de ahí el surgimiento de la enfermedad.
Todo ser humano somos pequeñas “células” de esta Entidad de la cual nada puede decirse. Esta Entidad de la cual formamos parte, en sus interacciones con el resto de Entidades Cósmicas, recibe Energías diversas que constituyen algo así como los distintos instrumentos a través de los cuales puede llevar a cabo su evolución. Desde nuestra perspectiva humana, llamamos Rayos a las Energías que inciden a nivel Cósmico, Humano y celular (del macro al microcosmos) en todos los planos de existencia. Y son justamente estas Energías de Rayo (Entidades cósmicas de gran evolución) y nuestra respuesta ante ellas, lo que crea mayor o menor fricción y, por lo tanto, también la enfermedad.

Redención es Evolución; es elevar el nivel de Conciencia. En este proceso se producen dos hechos fundamentales a tener en cuenta que nos pueden ayudar a entender mejor el por qué de la enfermedad:
  1. Transformación de la Materia. Hablamos de aquel cambio de forma necesario para que la Consciencia, que ha adquirido un nivel superior, pueda manifestarse. Una Conciencia más refinada necesita también un vehículo más puro para poder manifestarse con plenitud.
  2. Transmutación. Hablamos de transmutación como de aquel proceso mediante el cual la Consciencia asciende a un nivel de consciencia superior; abre los ojos a una mayor comprensión de la existencia y por lo tanto, también el Corazón.
Estos dos procesos, transformación y transmutación, no se dan a la par ni al mismo tiempo, aunque deberían darse. El proceso de adquisición de una Consciencia superior (transmutación) lleva consigo una afluencia intensa de Energías que inciden en la Materia; en una materia que debe transformarse. Pero el proceso de cambio de la materia es más lento y tosco, y como sabemos, no exento de enfermedades. Desde este punto de vista podríamos definir la enfermedad como aquella reacción a la desesperada de la Materia para no perder su dominio, para perseverar en su control sobre el mundo de la Forma. En nosotros produce dolor. Dolor ante circunstancias que no nos gustan, nos traen complicaciones, cambios, etc., pero a niveles internos (ya que es aquí donde está el origen de este conflicto) la razón estriba en que la Conciencia Humana está tomando posesión cada vez con más firmeza, Conciencia y Voluntad, de la Forma a través de la cual se expresa. La enfermedad no es más, repito, que producto del instinto de supervivencia de la Materia que se resiste a perder su dominio.
 
Como decíamos al inicio del artículo, curación y enfermedad constituyen una dualidad en la que estamos inmersos. La Dualidad es la expresión más original de nuestro Universo (día/noche; frío/calor; Alma/personalidad; Espíritu/ Materia). Y ya sabemos que donde hay dualidad, hay fricción. Todo proceso evolutivo consiste en superar esta dualidad: se trata del Camino de Retorno en donde el proceso fundamental es la Síntesis que nos deberá llevar a la Unidad.

¿Por qué se produce la fricción? La Humanidad va avanzando a través de los tiempos, pero en su gran mayoría vive inmersa en los problemas surgidos del plano emocional. Es el miedo, mayoritariamente y la falta de comprensión, lo que nos mantiene atados a la materia y desencadena la fricción ante la Energías superiores. Miedo a la desconocido, miedo profundamente arraigado a la materia, seguramente, desde el inicio de los tiempos. “Miedo a lo desconocido”, decíamos, que no es más que falta de comprensión. Y ahí, en la Comprensión, es a nuestro parecer donde radica una de las claves esenciales para poder dar solución a las tensiones y fricciones que vivimos constantemente en nuestra vida.

Profundicemos en qué significa “comprender”. Tal y como decían los Pitagóricos Lo semejante conoce lo semejante, de manera que únicamente comprendemos aquello que forma parte de nuestra propia esencia, aunque aún no lo hayamos descubierto. Así pues Comprender es reconocer mediante un acto de fusión con aquello que estamos investigando; es Vivir lo que comprendemos. ¡Por este mismo motivo Comprender es Ser! Si hay Comprensión hay identificación, reconocimiento y fusión. Es importante no confundir la comprensión con el conocimiento puramente intelectual. El conocimiento procede de la mente y no es más que acumulación de conocimientos; la Comprensión es un acto de Síntesis/Fusión, de Vida vivida, y es por eso que proviene del Corazón.

Así pues, solo mediante el Corazón, es decir la expresión del Amor, podemos superar la dualidad, la fricción y por lo tanto desencadenar la curación. Otra cosa será el componente kármico que opere en cada uno, sobre lo que no trato en este momento.
Amor, Servicio y Curación se nos presentan, pues, como las claves de nuestra cuestión. Todo Servicio es un acto de Amor y, por lo tanto, es curador. Todo Servicio proviene del Alma y no tiene otro fin que despertar las Consciencias para abrir la Comprensión del Corazón y hacer desaparecer el sufrimiento.