A
lo primero que nos remite la palabra “curación” es a la
necesidad de combatir una enfermedad. Curación y enfermedad son los
dos polos de la cuestión que queremos tratar.
Toda
enfermedad constituye una oportunidad, podríamos decir incluso
necesaria, de redención de la materia. Y toda redención es a su vez
condición indispensable en el proceso de expansión de la
Consciencia de toda entidad. Necesitamos que la materia se sutilice
para poder expresar a través de ella la mayor afluencia y potencia
de Luz que implica la expansión de Conciencia.
¿Por
qué redención? Si consideramos que en toda redención se
produce un cambio en el nivel vibratorio de la materia y por lo tanto
una elevación en el nivel de Conciencia, quizás se nos irán
clarificando los términos. Redimir es introducir “luz” en la
materia, hacerla más sutil y purificada. Pero, como sabemos, no está
exento este proceso de fricción; de ahí el surgimiento de la
enfermedad.
Todo
ser humano somos pequeñas “células” de esta Entidad de la cual
nada puede decirse. Esta Entidad de la cual formamos parte, en sus
interacciones con el resto de Entidades Cósmicas, recibe Energías
diversas que constituyen algo así como los distintos instrumentos a
través de los cuales puede llevar a cabo su evolución. Desde
nuestra perspectiva humana, llamamos Rayos a las Energías que
inciden a nivel Cósmico, Humano y celular (del macro al microcosmos)
en todos los planos de existencia. Y son justamente estas Energías
de Rayo (Entidades cósmicas de gran evolución) y nuestra respuesta
ante ellas, lo que crea mayor o menor fricción y, por lo tanto,
también la enfermedad.
Redención
es Evolución; es elevar el nivel de Conciencia. En este proceso se
producen dos hechos fundamentales a tener en cuenta que nos pueden ayudar a entender mejor el por qué de
la enfermedad:
- Transformación de la Materia. Hablamos de aquel cambio de forma necesario para que la Consciencia, que ha adquirido un nivel superior, pueda manifestarse. Una Conciencia más refinada necesita también un vehículo más puro para poder manifestarse con plenitud.
- Transmutación. Hablamos de transmutación como de aquel proceso mediante el cual la Consciencia asciende a un nivel de consciencia superior; abre los ojos a una mayor comprensión de la existencia y por lo tanto, también el Corazón.
Estos
dos procesos, transformación y transmutación, no se dan a la par ni
al mismo tiempo, aunque deberían darse. El proceso de adquisición
de una Consciencia superior (transmutación) lleva consigo una
afluencia intensa de Energías que inciden en la Materia; en una
materia que debe transformarse. Pero el proceso de cambio de la
materia es más lento y tosco, y como sabemos, no exento de
enfermedades. Desde este punto de vista podríamos definir la
enfermedad como aquella reacción a la desesperada de la Materia para
no perder su dominio, para perseverar en su control sobre el mundo de
la Forma. En nosotros produce dolor. Dolor ante circunstancias que no
nos gustan, nos traen complicaciones, cambios, etc., pero a niveles
internos (ya que es aquí donde está el origen de este conflicto) la
razón estriba en que la Conciencia Humana está tomando posesión
cada vez con más firmeza, Conciencia y Voluntad, de la Forma a
través de la cual se expresa. La enfermedad no es más, repito, que
producto del instinto de supervivencia de la Materia que se resiste a
perder su dominio.
Como
decíamos al inicio del artículo, curación y enfermedad constituyen
una dualidad en la que estamos inmersos. La Dualidad es la expresión
más original de nuestro Universo (día/noche; frío/calor;
Alma/personalidad; Espíritu/ Materia). Y ya sabemos que donde hay
dualidad, hay fricción. Todo proceso evolutivo consiste en superar
esta dualidad: se trata del Camino de Retorno en donde el proceso
fundamental es la Síntesis que nos deberá llevar a la Unidad.
¿Por
qué se produce la fricción? La Humanidad va avanzando a través de
los tiempos, pero en su gran mayoría vive inmersa en los problemas
surgidos del plano emocional. Es el miedo, mayoritariamente y la
falta de comprensión, lo que nos mantiene atados a la materia y
desencadena la fricción ante la Energías superiores. Miedo a la
desconocido, miedo profundamente arraigado a la materia, seguramente,
desde el inicio de los tiempos. “Miedo a lo desconocido”,
decíamos, que no es más que falta de comprensión. Y ahí, en la
Comprensión, es a nuestro parecer donde radica una de las claves
esenciales para poder dar solución a las tensiones y fricciones que
vivimos constantemente en nuestra vida.
Profundicemos
en qué significa “comprender”. Tal y como decían los
Pitagóricos Lo semejante conoce lo semejante, de manera que
únicamente comprendemos aquello que forma parte de nuestra propia
esencia, aunque aún no lo hayamos descubierto. Así pues Comprender
es reconocer mediante un acto de fusión con aquello que estamos
investigando; es Vivir lo que comprendemos. ¡Por este mismo motivo
Comprender es Ser! Si hay Comprensión hay identificación,
reconocimiento y fusión. Es importante no confundir la comprensión
con el conocimiento puramente intelectual. El conocimiento procede de
la mente y no es más que acumulación de conocimientos; la
Comprensión es un acto de Síntesis/Fusión, de Vida vivida, y es
por eso que proviene del Corazón.
Así
pues, solo mediante el Corazón, es decir la expresión del Amor,
podemos superar la dualidad, la fricción y por lo tanto desencadenar
la curación. Otra cosa será el componente kármico que opere en
cada uno, sobre lo que no trato en este momento.
Amor,
Servicio y Curación se nos presentan, pues, como las claves de
nuestra cuestión. Todo Servicio es un acto de Amor y, por lo tanto,
es curador. Todo Servicio proviene del Alma y no tiene otro fin que
despertar las Consciencias para abrir la Comprensión del Corazón y
hacer desaparecer el sufrimiento.